lunes, 28 de julio de 2014

COCINERO POR NECESIDAD

Los hábitos, para bien o para mal, van definiendo poco a poco tu estilo de vida. Lo que vas haciendo día tras día, tus costumbres, son las que van a hablar por ti. Si ya no tomo no me pueden asociar con bebida, por ejemplo.

Cuando inicíé el proceso de ripeo no sabía que iba a llevar un desarrollo paralelo en el área de la cocina.

En el afán de comer más saludable me he visto en la obligación de crear el hábito de ir periódicamente al supermercado y al mercado a comprar los alimentos que tengo que sazonar, que tengo que cocinar y que me tengo que comer.

Con la ayuda de personas que he conocido en las redes, con recetas que busco en internet, con los consejos de la doña, de mi hermana, de Junito y Jenny, y con mi disposición e interés, he aprendido a aprender a cocinar, de la nada, desde cero, dañando y salando comidas a dos manos, pero siempre mejorando.


Increíblemente, los supermercados y mercados se han convertido en uno de mis lugares favoritos para visitar, aunque mi bolsillo no diga lo mismo. Ya no voy al super a chocar los tendones de las demás personas con mi carrito por andar manejando como un loco. Ahora comparo precios, voy con mi lista desde mi casa después de ver las cosas que me hacen falta, aunque siempre termino caminando todas las góndolas y comprando cosas que no necesito pero que quiero probar.

En el mercado me pasa igual. ya tengo puestos fijos a los que voy, tanto con los embutidos como con los vegetales, tubérculos y frutas. Desde que voy llegando me vocean que cuántas libras de batata voy a querer. Lo único que no me favorece es que voy al mercado cuando salgo del trabajo y ya los vegetales, en comparación con los que venden temprano por la mañana, no están tan frescos, pero de todas formas tengo que comprarlos.

Me ha tocado también ir al super cuando salgo del gimnasio, sudado y con pantalones por encima de la rodilla. Al principio me resultaba incómodo, pero ya al segundo día de hacerlo, caminaba ahí adentro como que no era conmigo, total, ninguno de los que me miraba raro me decía que me iba a pagar la compra en caja.

Y de esta forma fue como me convertí en un cocinero por necesidad.